5 razones por las que no hay más emprendedores en España
Parece ser que emprender está muy de moda en los últimos años en España. Es una realidad que entre 2008 y 2012, durante la crisi económica, se sufrieron drásticos descensos en la tasa de emprendimiento (TEA), la cual pasó del 7% al 5,7% en sólo cuatro años, según uno de los informes del Global Entrepreneurship Monitor (GEM).
Sin embargo, justo después de dicha crisis, empezó a aumentar el número de personas que se lanzaban a emprender. Hoy en día, emprender posee connotaciones relacionadas con el éxito social y económico, pero lo cierto es que la realidad es bastante más dura de lo que se cree. Se calcula que solo el 5% de las startups españolas alcanza los 5 años de vida y que un 15% no supera el año, según el Mapa del Emprendimiento 2018, publicado por Spain Startup-South Summit.
Ante un entorno de crisis económica con elevadas tasas de paro como el que hablábamos en las líneas anteriores, el miedo empezó a instaurarse en el cuerpo de muchos de los habitantes españoles quienes, para combatir los problemas para encontrar una ocupación de calidad, adoptaron lo que consideraban como única solución para incorporarse al mundo laboral: el autoempleo.
Pero, la verdad es que emprender por necesidad no nos va a llevar a ningún sitio. Emprender por pasión es la clave.
Es decir, en España se emprende cada vez menos. Y cuando se emprende, la tasa de éxito no es muy alta. Aun así estoy convencida que hay cosas que se pueden mejorar en España para aumentar el número de emprendedores, startups y casos de éxito. Entonces, ¿a qué se debe esta desidia emprendedora? Aquí van mis 5 razones por las que de momento no tenemos más emprendedores de start-ups en España.
1. Falta de formación emprendedora. El sistema educativo cuenta con mucha formación para futuros ejecutivos, banqueros, maestros, etc., pero… ¿qué hay de la formación para futuros emprendedores? A lo que me refiero con esto es que toda la formación está dirigida a trabajar para alguna empresa, pero existe muy poca formación para crear y, si no es durante la edad escolar cuando se enseña esa posibilidad, la gente no la va a tener en cuenta en su futuro. De hecho, un gran porcentaje de los emprendedores españoles provienen ya de familias emprendedoras. En fin, que en España no existe el aprendizaje para el emprendimiento, y eso debería ser básico. Hay personas con buenas ideas que no se quieren lanzar y acaban trabajando por cuenta ajena por estas razones.
2. Alto coste para empezar. Si ya de por sí los comienzos no son fáciles, sólo falta añadirle las pocas facilidades de la creación de empresas o de ser autónomo, tanto procedimentales como económicas. Un ejemplo en el que se ve una clara diferencia es el siguiente. De primeras, al ser autónomo ya hay que pagar mensualmente sin haber ingresado ni un céntimo. Incluso los trámites para crear una empresa puedenllegar a tardar varias semanas, a diferencia de lo que dura darse de alta en el paro que suele ser un día.
3. Una gestión del iva que favorezca al emprendedor. Si queremos emprender, debemos ser conscientes de la complejidad del entramado fiscal actual en nuestro país. Ya no se trata sólo de acogerse al régimen más simple para evitar excesivas dificultades en las declaraciones tributarias. Sino que debemos realizar un estudio de la situación y de la actividad que vamos a desempeñar para determinar qué régimen es más conveniente, tanto a corto como a largo plazo, y así llevar a cabo una adecuada planificación fiscal.
Por otro lado, como ya se hace en otros países europeos, una posible vía sería no pagar IVA o cuota de autónomo durante cierto tiempo para facilitar el comienzo con la actividad y no ahogar con costes o flujos de caja negativos.
4. Sistema fiscal poco atractivo. Los inversores suelen arriesgar más por el hecho que no se pueden desgravar posibles pérdidas de inversiones en startups. Por ello, en las empresas en las que se prefiere invertir son aquellas que ya funcionan bien en otros países y que se estima que van a funcionar.
Por lo contrario, EEUU es el único país donde prefieren invertir en startups de muy alto riesgo para conseguir a cambio un retorno muy alto, porque no les va mucho lo de copiar las startups extranjeras.
5. (No) Todo es posible. El reto a resolver de la gran mayoría de las personas es que nos falta el valor, no levantamos el culo, tenemos complejos de ser inferiores a otros. Un componente a tener en cuenta es no dar el paso por el qué dirán. No entiendo y seguiré sin entender por qué, pero parece ser que la envidia es un gran problema en nuestro país. Si te la pegas, ¡don’t worry!, te levantas y te quedas con la dulce satisfacción de estar persiguiendo tu sueño.
Además, no hay espíritu emprendedor porque no nos forman para asumir riesgos, utilizar el fracaso para aprender, ni ser creativos o trabajar en equipo. Puede haber una parte que se deba al miedo, pero yo creo que es más desconocimiento de las posibilidades que hay.
Y ese mismo desconocimiento es el que nos hace encadenarnos, de algún modo, al sentimiento de fracaso. Sí que existen casos de éxito pero, por lo general, la gente de a pie no es sabedora de ello. Si no eres una de las personas que está metida en el mundillo startup, probablemente seas más reticente a lanzarte a la piscina del emprendimiento por ti mismo. La cuestión es que, seas cómo seas, tarde o temprano se consigue lo que uno se propone. Todo es cuestión de pasión, trabajo y constancia.